En las relaciones hablar de una cuestión de equilibrio puede llegar a ser una verdadera utopía, que nos confunde, ya que cada ser humano le otorga un significado diferente a las relaciones y también posee un código diferente para interactuar con otros. Sé bien que me repito, pero insisto en que siempre comienza desde una misma, y vuelvo a señalar la gran necesidad del autoconocimiento.
Socialmente en cuanto a relaciones, el hábito más tóxico por el que nos dejamos llevar casi sin darnos cuenta, es la crítica, el juicio, la exigencia, el mirar siempre al de al lado en lugar de caer un poco en la introspección… todas las relaciones serían mucho más sanas si cada parte si hiciera responsable de lo que le corresponde, pero ¿cómo saber eso?
Nunca nos lo enseñaron, no tuvimos modelos de relaciones donde la libertad, el respeto y el amor caminan juntos…
Hemos pasado de un modelo de mujer sumiso a una mujer salvaje, que ha desbocado en la falta de autocontrol y el deseo de controlar a los demás, especialmente si hablamos de la relación de pareja. Y con esto no me estoy refiriendo a celos ni nada similar, sino al considerar que la única forma válida y buena de hacer las cosas, pensando en lo más simple como hacer un café, es la mía propia. Esto es duro para la persona que lo recibe, que constantemente está sometida a una observación con lupa que sólo va a comentar los detalles que faltaron y que se podría haber hecho mejor… pero si te detienes un momento a pensarlo bien, es una carga enorme que te está consumiendo la energía y robando la paz interior, impidiendo constantemente que puedas disfrutar plenamente de la sencillez de tu vida con las que personas que realmente amas y son importantes para tu corazón.
Hoy, si tú lo quieres, puedes hacerlo diferente y construir relaciones diferentes.
Deseo compartir contigo dos leyes muy concretas y potentes, que si con paciencia y compromiso las aplicas en tu día a día, la forma en que te relaciones con otros y especialmente los métodos con los que enfrentas las diferencias en tus relaciones, dará un giro que te traerá la verdadera alegría para la que fuimos creadas con la necesidad de estar en contacto permanente con otros y convivir en comunidades.
LEY DEL ESPEJO
La vida nos hace de espejo y refleja la realidad que tenemos en nuestro interior, también en nuestras relaciones. Las personas con las que elegimos compartir tiempo y la forma de comunicarnos con ellas son el reflejo de cómo estamos interiormente, de cómo está nuestro corazón… quizás con más responsabilidad de la que le corresponde, quizás con miedo a un sentimiento desagradable, quizás simplemente con necesidad de recibir amor…
En muchas ocasiones lo que te puede parecer algo imprevisible, realmente es un acontecimiento al que tu campo energético ha contribuido, la energía que cada persona tiene es variable y está conectada directamente con las experiencias vividas y los sentimientos. La parte mental inconsciente posee un mecanismo de defensa natural mediante el cual le atribuye a otros los sentimientos e impulsos propios que tú misma te estás negando, que te resultan inaceptables. Ante cualquier circunstancia en tus relaciones que te moleste, irrite, disguste o incluso algo más intenso, pregúntate:
¿Por qué me molesta tanto esto? ¿Hay algo que yo pueda hacer diferente para que no me sea tan irritante?
Comienza a poner la observación en ti misma, en lugar de en la otra persona, porque nadie va a cambiar ni hacer el mínimo esfuerzo por mejorar una conducta ante la exigencia el reproche, la descalificación; sin embargo ante la empatía y el amor probablemente la otra persona también hará diferencias. De todas formas, lo principal es que te conocerás más y mejor, descubrirás aspectos de ti que son imprescindibles para convivir en armonía con otros, dándoles espacio para ser y respeto hacia su estilo de vivir diferente al tuyo. Así son las relaciones sanas e incondicionales.
LEY DEL SILENCIO
Sé de primera mano que esto cuesta concebirlo y mucho más llevarlo a cabo, sin embargo, desde mi propia experiencia te digo que en algunas situaciones el silencio llega a ser sanador y la opción más inteligente para que la comunicación no acabe haciendo trizas una relación. Y te digo algo más, cuando no podemos parar de vomitar sin control todo lo que nos sale por la boca, sin racionalidad ninguna, dejando que sean las emociones las que se apoderen de la situación… lo que estás queriendo es quedar por encima de la otra persona, y cuando el interés es ese, es porque tu autoestima flojea y esperas aumentarla a través de las relaciones. Sin embargo, fácilmente las relaciones comienzan a tener fisuras de resentimiento que terminan por volver la relación agria. Esto requiere mucho entrenamiento, desprenderte del viejo hábito y esforzarte cada día por relacionarte de una forma más tolerante con las personas que te rodean, no por los otros sino por tu propio bienestar mental y emocional. Siempre es posible adoptar nuevas formas de comunicación que potencien el crecimiento de ambas partes.
Un recordatorio que es la base que sostiene todo lo anterior ????
No puedes tener expectativas irreales, ni todas tus esperanzas en las relaciones y otras personas. Tu vida y tu felicidad, dependen en primer lugar de ti; de cómo tú te ves a ti misma, de lo que tú piensas sobre quién eres, de cómo tú te amas… Y por último un dato verídico: ninguna relación es el fin del mundo, únicamente la que mantienes contigo misma y tu espíritu, que es la parte que nos da significado en este mundo y más allá.